El trabajo del entrenador de Inglaterra fascinó a Pep Guardiola hace más de una década y cuando surgió la oportunidad de intentar contratarlo, la Asociación de Fútbol la desperdició.
Esa oportunidad se presentó en 2012 cuando Guardiola, agotado por cuatro años dirigiendo al Barcelona, dejó el club e Inglaterra se separó de Fabio Capello.
Un intermediario se puso en contacto con David Bernstein, entonces presidente de la FA, en nombre de Guardiola, durante la búsqueda del sucesor de Capello, indicando el deseo del español de hablar con ellos sobre el puesto. A Bernstein le dijeron que Guardiola, que entonces tenía 41 años, estaba dispuesto a discutir la posibilidad de llevar al equipo inglés al Campeonato Europeo de 2012 y sentía que podía mejorar el equipo.
El nombramiento de Guardiola habría sido un golpe sensacional para Bernstein, aunque hubo una intensa presión sobre él y la directiva del Club de Inglaterra, compuesta por cuatro hombres, para que eligieran a un inglés. La investigación no continuó. No hubo ni siquiera una conversación exploratoria. En cambio, el trabajo fue para Roy Hodgson.
Esta cadena de acontecimientos, que nos confirmaron entonces dos fuentes, fue un descuido extraordinario. Incluso en el verano de 2012, Guardiola era el entrenador más buscado en Europa, con el Chelsea liderando la búsqueda del doble ganador de la Liga de Campeones antes de que finalmente se uniera al Bayern Munich.
Un intermediario se puso en contacto con David Bernstein, entonces presidente de la FA, en nombre de Pep Guardiola, durante la búsqueda del sucesor de Fabio Capello.
La FA no dio seguimiento a la investigación y en su lugar contrató al ex entrenador del Fulham y del Liverpool, Roy Hodgson.
La FA no muestra esta vez una falta de curiosidad tan sorprendente, ya que se puso en contacto informalmente con los representantes de Guardiola (ahora lo sabemos) al inicio de la temporada. Pero el próximo desafío es hacerle el tipo de oferta que resulte atractiva.
Considerando que se entiende que Guardiola cobra £20 millones al año en el Manchester City –una cuarta parte del total desembolso salarial actual de la FA– no hace falta ser un genio para calcular cuáles podrían ser los contraargumentos para optar por Pep. Que la FA es una institución sin fines de lucro, guardiana de nuestro juego, que necesita más dinero para las bases. Que Inglaterra sólo es Inglaterra si un inglés la dirige. Los beneficios de fichar a Guardiola los trascienden a todos.
Ha sido dolorosamente evidente, la semana pasada, que la galaxia de talentos de Inglaterra requiere un motivador, mentor y táctico para llevarlos a su mejor nivel creativo y competitivo. Pero la presencia de Guardiola también pagaría un inmenso dividendo comercial a una Inglaterra que se encuentra luchando por relevancia, visibilidad y deslumbramiento frente al gigante de la Premier League.
Su presencia aportaría un componente irresistible a los dos próximos torneos. La final de la Copa del Mundo de 2026, que se jugará en Estados Unidos, Canadá y México, tendrá un inmenso atractivo y la FA no necesitará recordarle que el torneo marca el 60 aniversario de 1966. Le seguirá la Eurocopa de 2028, que se jugará en Gran Bretaña. e Irlanda, que Inglaterra debe ver como su mayor oportunidad desde 1966 de ganar un trofeo, en casa con una generación brillante en su apogeo. Hay innumerables maneras en que un desembolso salarial de quizás £16 millones –más de tres veces el salario de Gareth Southgate– transformaría Inglaterra.
Un nombramiento así también calmaría, de un plumazo, toda la angustia nacional sobre la necesidad de un entrenador inglés para hacer de este equipo un equipo genuinamente inglés.
Mientras que Capello, desastroso en retrospectiva, y Sven Goran Eriksson se lanzaron en paracaídas sin la más mínima experiencia del fútbol inglés, Guardiola es, en muchos sentidos, un anglófilo: está íntimamente familiarizado con esta nación, su idioma y sus jugadores.
Se entiende que Guardiola cobra £20 millones al año en el Manchester City, una cuarta parte de todo el desembolso salarial actual de la FA.
El español dirige la Premier League desde hace ocho años y ha ganado seis títulos en ese tiempo.
En 2012, en España existía la sensación de que el puesto en Inglaterra despertó la curiosidad de Guardiola debido al prestigio potencial de tener éxito donde Capello y Sven Goran Eriksson habían fracasado. Doce años después, existe el atractivo de tener éxito allí donde los directivos han fracasado a lo largo de 60 años. De ser el encargado que finalmente El Problema Inglés.
Nadie discutirá el desembolso financiero si la FA contrata al hombre que pueda traerlo a casa. Sólo podemos esperar que, si Guardiola realmente tiene ganas de hacerlo, la FA no cometa el mismo error dos veces.