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Definición de operaciones espaciales dinámicas: cómo la inteligencia de datos crea flexibilidad para la guerra orbital

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El general Chance Saltzman, jefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, propuso recientemente la “resistencia competitiva” como teoría del éxito de la Fuerza Espacial. Competitive Endurance tiene tres principios básicos: evitar la sorpresa operativa, negar a los adversarios la ventaja de ser los primeros en actuar en el espacio e implementar campañas contraespaciales responsables. En esencia, la teoría de la Resistencia Competitiva se basa en la capacidad de la Fuerza Espacial de EE. UU. para proporcionar conciencia del dominio espacial (SDA) procesable, lograr resiliencia y capacidades de campo que protejan a la Fuerza Conjunta de ataques habilitados desde el espacio.

La Fuerza Espacial de EE. UU. puede y debe lograr resistencia competitiva tomando tres acciones específicas:

Desarrollar naves espaciales con capacidades dinámicas y aplicar principios militares como maniobrabilidad, flexibilidad y concentración de fuerza a la guerra orbital. Logre persistencia y coordinación en órbita mediante la implementación de una arquitectura escalonada de sistemas inteligentes que brinden SDA coherente y sincronizado. Planificar e implementar contramedidas y estrategias de protección para activos espaciales que promuevan la resiliencia necesaria para resistir el primer ataque de un adversario.

En combinación, estas acciones protegerán a la Fuerza Conjunta de ataques desde el espacio.

Es útil considerar la resistencia competitiva en el contexto de las operaciones espaciales dinámicas (DSO). DSO brinda a las naves espaciales la capacidad de pasar de una función estática a una en la que puedan actuar en tiempo real para derrotar cualquier amenaza, garantizar la efectividad del combate o proporcionar alertas sobre cualquier anomalía fuera de su misión regular.

La aplicación de los principios tradicionales de la guerra al DSO permite la creación de una sólida estrategia y doctrina de guerra orbital para los guardianes de la Fuerza Espacial. La integración de Competitive Endurance con DSO permitirá a la Fuerza Espacial definir e imaginar mejor lo que significan para el futuro el SDA procesable, la resiliencia y la protección de la Fuerza Conjunta contra ataques espaciales.

Preparando el escenario

Preparemos el escenario para futuras operaciones militares. El espacio es un entorno novedoso dentro de un conjunto de características astrofísicas comprensibles. Los objetos en el espacio existen entre cientos y decenas de miles de kilómetros de la interacción humana y pueden viajar a una velocidad de hasta 500 kilómetros por minuto, casi 18.000 mph.

La velocidad y complejidad del combate en el espacio no tendrán precedentes y comprimirán en gran medida los plazos de decisión y aumentarán la necesidad de certeza en órbita. En consecuencia, una nave espacial debe tener la capacidad de producir inteligencia de alta calidad casi en tiempo real y al mismo tiempo tomar decisiones rápidas, si no de forma autónoma, para protegerse a sí misma y a otros activos a su alrededor.

En este sentido, consideremos la aplicación de tres principios fundamentales de la guerra a las operaciones espaciales:

Flexibilidad: la capacidad de adaptar planes y operaciones para tener en cuenta circunstancias imprevistas, asegurando el éxito frente a la “niebla y la fricción”. Concentración: la capacidad de distribuir o centralizar efectos militares en el lugar y momento correctos en el espacio para lograr un resultado decisivo. Maniobrabilidad: la capacidad de moverse dentro o entre órbitas para evadir amenazas, posicionarse cerca de objetos que Estados Unidos quiera observar más de cerca o posicionarse para lograr la sorpresa.

No sólo deben adoptarse estos principios para establecer una resistencia competitiva, sino que también necesitaremos desarrollar nuevas capacidades como la autonomía en órbita, la proliferación de sensores y contramedidas específicas. En última instancia, esto conducirá y permitirá el desarrollo de conceptos, tácticas, técnicas y procedimientos operativos. En el futuro, la flexibilidad en las operaciones espaciales será particularmente importante para protegerse contra ataques.

Creando sistemas inteligentes

Dado que la acción adversa en el ámbito espacial probablemente sea el precursor de cualquier conflicto moderno, será necesario poder cambiar rápidamente de actividades del gato y el ratón en tiempos de paz u operaciones en la zona gris a la guerra orbital. La capacidad de comprender una situación y luego decidir con confianza y rapidez sobre un curso de acción en órbita se traduce directamente en autonomía. Esto requiere los datos correctos combinados con modelos validados de inteligencia artificial o aprendizaje automático que generen caracterización, identificación, patrones de comportamiento y cursos de acción de objetos, a bordo y en órbita.

Esta flexibilidad podría potenciarse mediante una combinación de sensores inteligentes que puedan ver y oír cosas como cargas útiles de radiofrecuencia, electroópticas e infrarrojas. Estos sensores se pueden implementar en una construcción de “consejo y señal”, coordinando el seguimiento de objetos a través de diferentes satélites casi en tiempo real, con soluciones de procesamiento avanzadas que alojan los nuevos algoritmos que impulsan el proceso de toma de decisiones.

Más allá de eso, la concentración y la maniobrabilidad deben integrarse en la arquitectura de los sensores de una manera que les permita llevar a cabo misiones de búsqueda y seguimiento en áreas amplias, así como caracterizaciones cercanas y vigilancia del vecindario. Combinar eso con el procesamiento en el borde creará la funcionalidad casi en tiempo real necesaria para operar en los plazos necesarios para las operaciones espaciales.

Contramedidas y estrategias de protección.

La diferencia fundamental entre la Resistencia Competitiva y las teorías espaciales anteriores es la importancia de comprender las tácticas y las capacidades de amenaza de los adversarios. Esto se hará creando expedientes explícitos sobre cada objeto en el espacio que describan su historia y comportamiento. Al aprovechar estas capacidades y esta información, la Fuerza Espacial podrá pasar de simplemente localizar objetos espaciales a crear un conjunto sólido de advertencias que informen las opciones de respuesta. En última instancia, será mucho más fácil decidir con confianza participar (o no participar) en una guerra orbital cuando llegue inevitablemente el momento.

Los adversarios de Estados Unidos nos han colocado al borde de esta nueva frontera de guerra. Adquirir la información correcta en los plazos correctos será crucial para concentrar los efectos espaciales, maniobrar para crear una ventaja y adaptar de manera flexible los planes y operaciones a nuevas situaciones. Esto ayudará a Estados Unidos a disuadir (o prevalecer, si es necesario) en un futuro conflicto que se extienda al espacio.

Josh Hartman es el director de estrategia y crecimiento de LightRidge Solutions y ex subsecretario adjunto de Defensa para el espacio y la inteligencia.

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