WASHINGTON – Mientras Donald Trump se embarca en su segundo mandato, todos los ojos están puestos en el futuro de la Fuerza Espacial de Estados Unidos. Creada durante el primer mandato de Trump, la Fuerza Espacial se ha convertido en un punto focal de la estrategia de seguridad nacional, con su misión dirigida a contrarrestar las crecientes amenazas espaciales de China y Rusia.
Ahora, una amplia agenda política conocida como Proyecto 2025, liderada por la conservadora Heritage Foundation, sugiere que el regreso de Trump podría suponer un giro hacia una Fuerza Espacial más “ofensiva”.
El Proyecto 2025 es un documento de 900 páginas pensado como un modelo potencial para la administración entrante. Aunque Trump no ha respaldado todo el alcance del Proyecto 2025, muchas propuestas hacen eco de sus políticas y retórica de campaña del primer mandato, lo que lleva a los analistas a anticipar que el presidente entrante podría incorporar partes del mismo en el enfoque de su administración.
En el centro de la visión de defensa del Proyecto 2025 se encuentra un llamado a la Fuerza Espacial para que adopte estrategias “ofensivas”, enfatizando la necesidad de que Estados Unidos demuestre mayores capacidades de disuasión en el espacio. El documento critica el enfoque de la administración Biden por considerarlo demasiado defensivo, sugiriendo que la política actual depende demasiado de técnicas defensivas como la desagregación, la maniobra y la reconstitución para proteger los activos estadounidenses.
¿De la defensa al ataque?
El Proyecto 2025 aboga por que la Fuerza Espacial desarrolle capacidades que garanticen no solo la protección sino también la “disuasión” de las amenazas, citando la necesidad de activos estadounidenses que puedan superar y contrarrestar las tecnologías adversas en el espacio. Por ejemplo, el documento sugiere desplegar sistemas de alerta temprana en el espacio “cislunar” (regiones entre la Tierra y la Luna) para detectar mejor cualquier intento de naciones extranjeras de establecer un punto de apoyo militar en la Luna, dado el creciente interés internacional en los recursos y la exploración de la Luna.
Mientras tanto, los líderes de la Fuerza Espacial de Estados Unidos han señalado que el servicio ya posee capacidades ofensivas clasificadas, aunque sistemas y operaciones específicos permanecen en secreto.
En particular, el Proyecto 2025 exige la desclasificación de más capacidades de la Fuerza Espacial, una medida que algunos funcionarios actuales han defendido, argumentando que el secretismo excesivo impide la comprensión y el apoyo del público a las iniciativas espaciales.
carrera espacial militar
La estrategia de defensa nacional de la administración Biden señala que China ha acelerado sus inversiones en tecnología espacial tanto civil como militar, desplegando misiles antisatélite (ASAT) y sistemas satelitales avanzados que, según muchos expertos, podrían desafiar el dominio de Estados Unidos en este ámbito crítico. Rusia también ha desarrollado tecnologías capaces de desactivar o interceptar satélites, aumentando las apuestas por los activos estadounidenses que desempeñan funciones vitales en las comunicaciones tanto militares como civiles, así como en las capacidades de alerta temprana.
El Proyecto 2025 sostiene que las estrategias defensivas actuales podrían dejar a Estados Unidos vulnerable, con China y Rusia potencialmente envalentonadas para desplegar armamento en el espacio o cerca de él sin temor a represalias significativas.
Otras recomendaciones de política espacial del Proyecto 2025:
Buscar acuerdos sobre control de armas y “reglas de tránsito” cuando redunden inequívocamente en interés de Estados Unidos y sus aliados, y prohibir su implementación unilateral. Reducir la sobreclasificación. La Fuerza Espacial de Estados Unidos “debe ir más allá de la cultura de secretismo y sobreclasificación de la época de la Guerra Fría que rodeaba el espacio militar para facilitar una mayor coordinación y sincronización de los esfuerzos entre el gobierno y los sectores comerciales”. Desclasificar la información apropiada sobre las capacidades terrestres y espaciales en órbita que amenazan los sistemas estadounidenses. Implementar políticas “adecuadas a una Fuerza Espacial estadounidense madura” que ya no es una “recién nacida”. Liderar el desarrollo por parte del gobierno de Estados Unidos de una política declarativa clara e inequívoca de que Estados Unidos operará a voluntad en el espacio. Poner fin a la actual fase de estudio de desarrollo de conceptos y emitir directrices para el desarrollo y despliegue de capacidades ofensivas. Cambiar el enfoque de la Agencia de Desarrollo Espacial para construir una constelación de órbita terrestre baja a una nueva metodología que mantenga cronogramas agresivos pero con un rigor de ingeniería significativamente mayor, con especial atención al sostenimiento, el apoyo y las operaciones espaciales totalmente integradas. Aumentar el número de puestos de oficiales generales para garantizar la capacidad de la Fuerza Espacial de competir por recursos con los otros servicios. Explora la creación de una Academia de la Fuerza Espacial.
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