Cuando imaginas una fuente de energía de ciencia ficción, los cristales verdes brillantes están a la altura. Los científicos en China han demostrado precisamente eso, en la forma de una “batería micronuclear” que puede proporcionar bajos niveles continuos de energía durante décadas.
El concepto de batería nuclear existe desde hace mucho tiempo y, si bien existen algunas variaciones diferentes, se trata de aprovechar la energía que constantemente desprenden los materiales radiactivos. Algunos diseños convierten directamente la radiación en electricidad, mientras que otros capturan su calor o energía luminosa y la convierten en electricidad.
El prototipo más nuevo entra en esa última categoría: captura la luz de un cristal verde brillante, casi caricaturesco. La fuente de energía es una pequeña cantidad del elemento radiactivo americio, incrustado en un cristal de polímero que convierte la radiación en un brillo verde estable, inquietantemente similar a esas viejas estrellas que todos habían pegado en el techo de su habitación de la infancia.
Luego, el cristal se combina con una delgada celda fotovoltaica para convertir esa luz en electricidad, y todo se recubre de cuarzo para evitar fugas de radiación.
Tras cientos de horas de pruebas, el equipo dice que la batería micronuclear proporcionó una producción constante de electricidad y probablemente continuaría haciéndolo durante décadas sin interrupción. Era más de 8.000 veces más eficiente que los diseños anteriores.
Dicho esto, aquí estamos hablando de pequeñas cantidades de energía. Esa eficiencia de conversión de energía fue solo del 0,889%, y la batería produjo 139 microvatios por curie (una unidad de radiactividad).
Aún así, un dispositivo de este tipo podría resultar útil para algunas aplicaciones, especialmente para sensores y dispositivos de baja potencia que necesitan funcionar sin supervisión durante períodos prolongados, donde cargar o cambiar las baterías no es práctico. Pensemos en el fondo del mar o en el espacio profundo, donde ya se utilizan versiones de baterías nucleares. La desintegración radiactiva seguirá produciendo energía independientemente de factores ambientales como la temperatura, la presión o los campos magnéticos.
La investigación fue publicada en la revista Nature.
Fuente: Universidad de Soochow vía TechXplore